Proteínas y metabolismo energético: Cómo optimizar tu energía diaria

Proteínas y metabolismo energético: Cómo optimizar tu energía diaria

Descubre cómo la proteína impulsa el metabolismo energético y aprende a incorporarla de forma óptima en tu dieta.  Proteínas: El motor de tu metabolismo energético Las proteínas son macronutrientes esenciales que desempeñan un papel fundamental en múltiples funciones biológicas, más allá de la construcción y la reparación de tejidos.  Su influencia sobre el metabolismo energético es muy significativa al constituir el eje de múltiples procesos metabólicos que determinan nuestra capacidad para generar, mantener y utilizar la energía. Desde un punto de vista fisiológico, los aminoácidos que las componen participan activamente en la síntesis enzimática, la regulación hormonal y la señalización celular, funciones esenciales para un correcto metabolismo energético.¹  Una de sus características más destacadas es su alto efecto térmico, es decir, la energía que el cuerpo gasta para digerir, absorber y metabolizar este macronutriente. Se estima que este gasto podría representar entre un 20% y un 30% de su valor calórico total, muy por encima del 5-10% de los hidratos de carbono y el 0-3% de las grasas.² Esto explica por qué tras una comida rica en proteínas se produce un incremento temporal en el gasto energético, fenómeno conocido como termogénesis inducida por la dieta.² Además, las proteínas intervienen en rutas metabólicas clave como el ciclo del ácido cítrico y la gluconeogénesis, contribuyendo al suministro de energía en situaciones de ayuno o de alta demanda energética.³  Cuando la disponibilidad de glucosa es limitada, ciertos aminoácidos como la alanina o la glutamina pueden transformarse en glucosa en el hígado, garantizando así el aporte energético a órganos dependientes como el cerebro o los eritrocitos.  Otro aspecto relevante es el papel de las proteínas en el mantenimiento de la masa magra, uno de los principales determinantes del gasto metabólico basal. La masa muscular es el tejido metabólicamente más activo del cuerpo, siendo responsable de gran parte de la oxidación de nutrientes y de la producción de energía.  Un consumo proteico adecuado ayuda a preservar ese tejido incluso en el envejecimiento, donde tiende a disminuir. En consecuencia, mantener una buena masa muscular a través de una alimentación rica en proteínas de calidad no solo mejora la composición corporal, sino que optimiza la eficiencia metabólica y la vitalidad diaria.⁴ Cómo la proteína influye en tu energía diaria: Más allá del músculo La relación entre el consumo de proteínas y la energía diaria no se limita a la función muscular. De hecho, los aminoácidos actúan como precursores de neurotransmisores directamente implicados en la sensación de energía, de motivación y de estado de ánimo.  Por ejemplo, el triptófano es esencial para la síntesis de serotonina, mientras que la tirosina lo es para la síntesis de dopamina y noradrenalina. Con lo cual, un adecuado aporte de proteínas garantiza la disponibilidad de estos aminoácidos y, con ello, un equilibrio neuroquímico que se traduce en mayor claridad mental. Desde una perspectiva metabólica, las proteínas también contribuyen a estabilizar la glucemia. A diferencia de los carbohidratos simples, su digestión es más lenta, lo que atenúa los picos de glucosa y de insulina tras las comidas.² Este efecto se asocia con niveles de energía más estables y menor sensación de fatiga o somnolencia tras las comidas.  Además, sabemos que las proteínas estimulan la secreción de hormonas intestinales como el péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1) y el péptido YY (PYY), que aumentan la sensación de saciedad y modulan el apetito.⁵ Otra vía mediante la cual las proteínas influyen en la energía diaria es su interacción con el metabolismo mitocondrial. Diversos estudios muestran que los aminoácidos ramificados (especialmente la leucina) estimulan la biogénesis mitocondrial y la actividad de la vía mTOR, favoreciendo una mayor capacidad de producción energética a nivel celular.  En otras palabras, una dieta adecuada en proteínas no solo alimenta los músculos, sino que también mejora la eficiencia con la que nuestras células generan ATP, la moneda energética del organismo.⁵ Este conjunto de mecanismos explican por qué las dietas con suficiente proteína tienden a asociarse con menos fatiga física y mental, mejor control del peso y mayor rendimiento cognitivo. En contextos de alta demanda, como en deportistas, personas con estrés crónico o en adultos mayores, la proteína se convierte en un modulador clave del metabolismo energético.⁴ Estrategias prácticas para integrarlas en tu día a día Entender la importancia de la proteína es solo el primer paso. El verdadero reto está en ser capaces de integrarla de forma equilibrada y sostenible dentro de la alimentación diaria. A continuación expondremos varias estrategias prácticas para que te resulte más sencillo: Distribuye la proteína a lo largo del día: Diversos estudios sugieren que una distribución homogénea de proteínas entre las comidas, en lugar de concentrarlas en una sola, maximiza la síntesis proteica y mejora la estabilidad energética.⁶ Idealmente, cada comida principal debería aportar entre 20 y 30 g de proteína de alta calidad, adaptando según el nivel de actividad y las necesidades individuales. Un desayuno rico en proteínas marcará la diferencia en la sensación de energía matinal. Por ejemplo, un bowl de yogur griego natural con avena integral y semillas de chía hidratadas, crema de almendras y frutos rojos, combina proteína, grasas solubles y carbohidratos complejos para mantener la glucemia estable y la mente activa.  Prioriza la calidad proteica: Las proteínas de alto valor biológico como las que proceden del huevo, del pescado, las carnes magras o los lácteos fermentados contienen todos los aminoácidos esenciales en proporciones óptimas. No obstante, una alimentación vegetariana o vegana también puede cubrir perfectamente las necesidades proteicas si se combinan adecuadamente. La variedad es clave para asegurar un perfil completo de aminoácidos y micronutrientes asociados al metabolismo energético, como el hierro, el zinc o la vitamina B12.⁷ Por ejemplo, puedes preparar una ensalada completa de quinoa con granada, rúcula, boniato, tomate, aguacate y huevo cocido, que nos aportará proteínas y nutrientes esenciales.  Combina proteínas con alimentos como los carbohidratos complejos y las grasas saludables, que trabajan en sinergia para ayudar a mejorar la respuesta glucémica y a prolongar la energía disponible. Una comida interesante podría incluir pescado azul con boniato asado y brócoli al vapor o espárragos verdes, opción que aporta aminoácidos, fibra, antioxidantes y micronutrientes que favorecen la función mitocondrial.  Considera los periodos de mayor demanda energética porque el requerimiento proteico puede aumentar, como durante etapas de mayor actividad física, estrés crónico o tras una lesión. En estos casos, un aporte adicional mediante complementos alimenticios de proteína de calidad podría ser útil, siempre dentro de un enfoque supervisado y personalizado.⁸ Opta por snacks saludables ricos en proteína como las nueces, semillas, hummus con verduras crudas, así como batidos de lácteo fermentado (yogur o kéfir) con frutas ricas en antioxidantes (arándanos, granada, frambuesas) y una proteína en polvo de calidad. ¡Son opciones ricas y nutritivas que te van a encantar! No olvides el resto de factores que influyen en tu metabolismo energético. Aunque la proteína es protagonista, el metabolismo energético es multifactorial. Aspectos como el descanso, el movimiento diario, la hidratación y la gestión del estrés influyen directamente en la capacidad del cuerpo para producir y utilizar la energía.⁹ En definitiva, la proteína no es solo un nutriente estructural, sino una pieza clave en la maquinaria energética del cuerpo. Optimizar su consumo, elegir fuentes de calidad y mantener hábitos que favorezcan el metabolismo energético puede marcar la diferencia. Empieza hoy mismo a planificar tus comidas como te hemos explicado, y observa cómo tu energía diaria mejora. ¡Tu cuerpo te lo agradecerá! Autora  Natalia Muñoz Esteban - @autoinmunenpositivo Referencias  Nunes EA, Colenso-Semple L, McKellar SR, Yau T, Ali MU et al. Systematic review and meta-analysis of protein intake to support muscle mass and function in healthy adults. J Cachexia Sarcopenia Muscle. 2022 Apr; 13(2): 795-810. doi: 10.1002/jcsm.12922. Halton TL, Hu FB. The effects of high protein diets on thermogenesis, satiety and weight loss: a critical review. J Am Coll Nutr. 2004 Oct;23(5):373-85. doi: 10.1080/07315724.2004.10719381. Westerterp-Plantenga MS, Lemmens SG, Westerterp KR. Dietary protein - its role in satiety, energetics, weight loss and health. Br J Nutr. 2012 Aug;108 Suppl 2:S105-12. doi: 10.1017/S0007114512002589. Paddon-Jones D, Campbell WW, Jacques PF, Kritchevsky SB, Moore LL, Rodriguez NR, van Loon LJ. Protein and healthy aging. Am J Clin Nutr. 2015 Jun;101(6):1339S-1345S. doi: 10.3945/ajcn.114.084061. Van der Klaauw AA, Keogh JM, Henning E, Trowse VM, Dhillo WS, Ghatei MA, Farooqi IS. High protein intake stimulates postprandial GLP1 and PYY release. Obesity (Silver Spring). 2013 Aug;21(8):1602-7. doi: 10.1002/oby.20154. Mamerow MM, Mettler JA, English KL, et al. Dietary protein distribution positively influences 24-h muscle protein synthesis in healthy adults. J Nutr. 2014 Jun;144(6):876-80. doi: 10.3945/jn.113.185280. Mariotti F, Gardner CD. Dietary Protein and Amino Acids in Vegetarian Diets-A Review. Nutrients. 2019 Nov 4;11(11):2661. doi: 10.3390/nu11112661. Phillips SM, Van Loon LJ. Dietary protein for athletes: from requirements to optimum adaptation. J Sports Sci. 2011;29 Suppl 1:S29-38. doi: 10.1080/02640414.2011.619204. Chaput JP, McHill AW, Cox RC, Broussard JL, Dutil C, et al. 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El hierro es un mineral esencial para que nuestro organismo funcione correctamente. Su papel principal es contribuir a la producción de hemoglobina, una proteína presente en los glóbulos rojos y encargada de transportar oxígeno desde los pulmones a todo el cuerpo. Participa en miles de reacciones vitales, sin embargo, factores como seguir una dieta pobre, menstruación, embarazo o practicar ejercicio intenso, pueden reducir significativamente sus niveles.  Cuando hablamos de hierro lo primero que se nos ocurre es pensar en la anemia, pero la verdad es que su deficiencia puede dar lugar a muchos otros síntomas que a menudo pasamos por alto, como puede ser el cansancio, la dificultad para concentrarse, el cabello quebradizo, las reglas abundantes, los labios agrietados, entre muchos otros…  ¿Por qué la deficiencia es tan común? Muchas personas viven con fatiga crónica, caída del cabello, niebla mental o falta de energía sin saber que detrás puede haber una deficiencia de hierro, incluso aunque los análisis no lo muestren. Y la inmensa mayoría a veces no encuentra una explicación lógica que les diga lo que les sucede, porque directamente les han dicho que no tienen nada.  Sin embargo, a lo largo de este artículo queremos enseñarte que la anemia es el estadio final de una progresiva caída de las reservas de hierro, que puede suceder de manera larvada en el tiempo. Muchas veces, lo que no se pone en palabras parece que no existe, y el no saber traducir ciertos síntomas nos puede llevar a tardar en buscar ayuda médica y adaptar nuestras medidas de estilo de vida. Así, muchas veces algo tan simple como optimizar nuestras reservas de hierro y los micronutrientes implicados en la síntesis de hemoproteínas puede marcar una gran diferencia. Porque los síntomas no aparecen solos. Fase 1: Descenso de hierro sin anemia  Las reservas de hierro en médula ósea, hígado y bazo empiezan a agotarse. La ferritina empieza a bajar.  Índice de saturación de la transferrina (IST): todavía normal (>20 %) Hemoglobina: aún en rangos normales (>12 g/dl en mujeres, 13g/dl en hombres) Fase 2: Deficiencia de hierro sin anemia El hierro disponible para formar glóbulos rojos es insuficiente en este estado. La producción empieza a fallar, aunque aún no hay anemia clínica.  La ferritina desciende por debajo de 24 ug/L. IST: Cae por debajo del 20%, lo que nos indica que la transferrina transporta muy poco hierro. Hemoglobina: todavía puede estar dentro del rango normal (>12g/dL en mujeres, 13 g/dl en hombres.  En esta etapa ya hay una limitación funcional. Nuestro cuerpo tiene camiones,(transferrina) pero muchos de ellos circulan vacíos, sin hierro que transportar, por eso la saturación de la transferrina es baja.  Es una señal que indica que el hierro no está llegando adecuadamente a los tejidos, aunque aún no haya anemia en los análisis.  Fase 3: Anemia ferropénica Finalmente, la hemoglobina cae por debajo de los valores normales y empieza la anemia. La ferritina está muy baja. IST: (>20%-15%) Hemoglobina: ya por debajo de 12g/dl en mujeres y 13 g/dl en hombres.  Sin embargo, no hace falta tener anemia para padecer esos síntomas. Una ferritina por debajo de los niveles deseables tiene un impacto directo en nuestra energía, estado de ánimo, concentración, salud del cabello y uñas, o incluso a nuestra calidad del sueño si se sufre del síndrome de piernas inquietas.  Más aún en mujeres con reglas abundantes, o que estén atravesando por la menopausia. También si se practica deporte de alta intensidad (como las maratones) con regularidad.  Por eso, junto con un adecuado abordaje nutricional y valoración médica, FerroPlus es un complemento alimenticio de hierro muy bien tolerado a nivel digestivo, tiene una alta absorción y está formulado para cubrir esas necesidades específicas. [products_1] Qué es FerroPlus y cuáles son sus beneficios Es un complemento alimenticio formulado con hierro bisglicinato Ferrochel® que garantiza máxima absorción y tolerancia gastrointestinal junto con cofactores, como vitamina C y cobre para mejorar su biodisponibilidad y vitaminas del grupo B enzimáticamente activas que ayudan a la reposición efectiva del hierro para la producción de hemoproteínas. Previene y trata la anemia ferropénica  Aumenta la energía y reduce de la fatiga  Mejora el rendimiento  Refuerza el sistema inmunológico  Ver esta publicación en Instagram Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de IVB Wellness Lab ® (@ivbwellnesslab) Una publicación compartida de IVB Wellness Lab ® (@ivbwellnesslab)   Para quién está dirigido  Personas con falta de hierro en los análisis (hierro, ferritina o índice de saturación de la transferrina bajos), con o sin anemia acompañante. Personas con síntomas compatibles con falta de hierro (en ausencia de otras causas justificables): como fatiga, cansancio, dificultad para concentrarse, caída o cabello más frágil y quebradizo, y labios agrietados, llagas, entre otras. Mujeres con reglas abundantes, especialmente si se asocian a síntomas típicos de falta de hierro como fatiga, caída del cabello, palidez de piel o una respuesta mental más lenta. Personas que siguen una dieta vegana  Personas intervenidas a cirugía bariátrica como bypass gástrico Personas que realizan gran cantidad de deporte de resistencia ya que se incrementan las pérdidas de hierro gastrointestinales y por el sudor Personas que se están recuperando de una pérdida de sangre por lesión o cirugía. ¿Cómo obtenerlo?  A través de la alimentación, a través de alimentos ricos en hierro como carnes rojas, pollo, pescado... o legumbres, espinacas, tofu o frutos secos. Y cuando se necesite un extra, a través de la suplementación, con complementos como FerroPlus. 
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Con la llegada del verano es normal que seamos más laxos. Nos cuesta más mantener nuestra rutina deportiva o cuidar la alimentación. Y si la hemos cumplido a rajatabla durante todo el año, es común que aparezcan pensamientos intrusivos, como el sentir que hemos tirado por la borda todo el esfuerzo de tantos meses.   Esto no tiene por qué ser así, de hecho es hasta contraproducente, puesto que la clave de una vida saludable también supone disfrutar de las vacaciones sin ataduras, culpabilidades o exigencias extremas. Recordad que “toda piedra hace pared”. Cualquier minuto de deporte, pieza de verdura, fruta o porción de proteína, suma.  Por eso, aquí te compartimos una pequeña lista de consejos muy fáciles de incorporar para mantener nuestra composición corporal en verano (y sobretodo dejar de culpabilizarnos):  Entrena menos pero no dejes de moverte  Decirle adiós al gimnasio durante unas semanas no tiene por qué ser una renuncia a movernos del todo. Hay ejercicios o actividades que también cuentan como deporte, como:  Nadar en la piscina o en la playa, al activar nuestro cuerpo sin dañar a nuestras articulaciones. Una práctica que a nivel cardiovascular también tiene múltiples beneficios, así como un efecto relajante.  Andar es uno de los mejores ejercicios para optimizar la sensibilidad a la insulina, sobre todo después de comer. Subir escaleras o incorporar cualquier rutina al aire libre, como ejercicios con cintas o bandas.  En resumen, sigue manteniéndote activo. Lo importante es seguir con los mismos hábitos, -aunque sea con menor esfuerzo- para evitar perder masa muscular.  Intenta incorporar proteínas o fibra a tus comidas Salir a comer y a cenar fuera con frecuencia provoca que la ingesta de sal, carbohidratos o grasas saturadas sea más frecuente o elevada de lo normal.  ¡No pasa nada! Lo importante es que tratemos de incorporar al menos una fuente de proteínas o fibra cada día. Lo ideal es consumirla en el desayuno, al ser la comida que más se suele hacer en casa. Claras de huevo, queso fresco batido, tofu, bebidas vegetales o lácteos a base de soja son de las mejores opciones.  Otra de las alternativas que conviene incorporar es la fibra: alimentos como lentejas tienen la ventaja de contar con ambas de esas dos fuentes. Esto nos hará mejorar la glucosa, niveles de colesterol o triglicéridos y la salud intestinal.  Si necesitas una ayuda "extra", nuestro Metabolic-Max está destinado a apoyar la salud del hígado y a mantener esos niveles de colesterol o glucosa en sangre en valores normales.  [products_1] Cuida el descanso El calor, las cenas tardías y los cambios de rutina alteran el sueño. Y dormir poco afecta a las hormonas, apetito y energía. Por eso, se recomienda mantener una temperatura fresca para dormir: entre 18 y 20 Cº. Trata de reducir el alcohol  El mejor alcohol siempre será el que no se tome. Según la Dra. Médico-Científica, Isabel Viña, nunca habrá una cantidad saludable de alcohol o justificable. Sin embargo, lo más común es que en verano esa ingesta suba, más aún en España. Por eso, si vamos a beber más, lo ideal es intercalar las copas con agua para evitar la deshidratación y resaca. Recuerda que el alcohol puede alterar el sueño y nuestro metabolismo.  [instagram_1] Evita la retención de líquidos Como comentamos en artículos anteriores, es normal sentirnos más hinchados o pesados en verano. El calor dilata los vasos sanguíneos y la ingesta excesiva de sodio aumenta la retención de líquidos extracelular.  Por eso:  Incluye alimentos ricos en potasio en tu alimentación, como el aguacate, plátano, boniato, espinacas o tomate.  Infusiones y complementos naturales como ortiga, diente de león, castaño de Indias o diosmina.  Hidrátate bien y muévete con regularidad para mejorar la circulación.